La percepción extrasensorial de los animales.
En Francia, en 1959 en la ciudad de Fréjus, los gatos huyeron fuera de las casas antes de que la presa construida por encima de la ciudad ceda, y que una ola inundara la ciudad baja, provocando más de 400 víctimas. En 1999, en Les Vosges, también en Francia, antes de la llegada de la tempestad Lothar, cuya violencia de los vientos derribó un gran número de árboles, los corzos abandonaron las profundidades de los bosques para reagruparse en los espacios despejados.
El 26 de diciembre de 2004, el parque nacional de Yala, en Sri Lanka, ha sido devastado por un tsunami cuyas olas, avanzaron hasta tres kilómetros dentro de las tierras y recubrieron cerca de 300 hectáreas de terreno. Olas mugientes redujeron edificios a escombros y transformaron los vehículos en proyectiles mortales. Aunque más de 200 elefantes, así como muchos otros animales vivan en el parque, ni un sólo animal resultó muerto por los efectos del tsunami. "Ningún elefante murió, ni hasta la menor liebre. Los animales sienten venir las catástrofes. Tienen un sexto sentido. Saben que algo va a llegar” declaraba uno de los responsables del parque. Testigos divisaron millares de murciélagos dejar, a la luz del día, el fondo de la cueva donde estaban refugiados, cuando estos animales salen normalmente sólo por la noche. Desde un helicóptero, un periodista divisó los rebaños en la tierra seca. Las autoridades de Sri Lanka confirman el hecho: varias decenas de millares de cuerpos humanos han sido encontrados, pero ningún cadáver de animal.
Antes de la llegada de un sismo, las serpientes, salen de su hoyo antes de las primeras conmociones, evitando así ser aplastadas. Este hecho ha podido ser observado repetidas veces.
Es corriente observar que las gallinas, los gansos y las palomas manifiestan una agitación muy grande antes de los terremotos.
La finura de las percepciones de los animales es ciertamente una parte de la explicación de la percepción de la presencia del peligro que poseen, pero no explica todo. Dos razones dan a pensar que debe existir otro elemento que este sexto sentido del que se habla tanto. La primera razón es que los animales reaccionan antes de que el acontecimiento se efectúe y la segunda que reaccionan de manera inteligente, adaptada al peligro.
Normalmente, las señales visuales y auditivas son percibidas por nosotros o los animales a medida que son emitidos. Siempre hay simultaneidad del acontecimiento que emite los estímulos y su percepción. Pero en estos casos concretos, los animales perciben algo antes de que el terremoto, la tempestad, o la erupción volcánica se produzcan.
Por cierto, un sismo es precedido por numerosas pequeñas conmociones imperceptibles al ser humano y que los animales captan. Pero según los especialistas, estas pequeñas conmociones ocurren todo el tiempo. Testimonian de la actividad permanente de la corteza terrestre y por esta razón anuncian sólo raramente un sismo verdadero. ¿ Por qué razón entonces, los perros, que al igual que los elefantes y los murciélagos son muy sensibles a estas conmociones, actúen sólo ante los grandes terremotos ?
Es un hecho que también que las tempestades son precedidas por modificaciones de presión atmosférica, de humedad del aire que pueden permitir a ciertos animales percibir su llegada. Pero, aquí también, tales cambios se efectúan en cualquier momento sin que anuncien tempestades devastadoras. ¿ Por cual razón las reacciones de los animales se manifiestan sólo cuando una tempestad verdaderamente devastadora se acerca ?
Si es comprensible que un animal dotado de un sentido sensorial muy refinado pueda percibir señales que otros no logran recibir, esto no explica porqué puede recibir una señal antes de que un acontecimiento se produzca. ¿ Cuál es este sentido sensorial que es capaz de percibir lo que aún no ha sucedido ?
Esta percepción puede ocurrir con mucho tiempo de antelación.
En Landsberg, en Alemania, dos minutos antes del sismo de 1910, las abejas abandonaron sus colmenas y volvieron sólo al fin de las conmociones. Dos días antes del terremoto que sucedió en febrero de 1975, en Haïcheng, en China, los cerdos se pelearon entre ellos en sus pocilgas y escaparon de ésta, el ganado se negó a volver a los establos, las serpientes en hibernación se despertaron, los perros huyeron. En el momento del tsunami de 2004, los elefantes de Khao-Lak, un sitio turístico tailandés, rompieron sus cadenas para escapar de la ola asesina .
Media hora antes del sismo que destruyó 20 000 casas en Grecia, en 1953, las cigüeñas que poblaban la región se elevaron precipitadamente en el aire y dieron vueltas en círculos anchos gritando de manera inhabitual, dando la alerta así a la población. Hubo sólo 27 muertos.
El 5 de marzo de 1977, en Rumania una hora antes del sismo, las gallinas y las vacas, por su agitación y sus tentativas de huir de su gallinero o de su establo, advirtieron a sus dueños del peligro a venir.
En 1969, en Yientsin, las autoridades chinas avisaron a la población de la inminencia de un sismo con dos horas de antelación, después de haber comprobado la agitación de los tigres, los pandas y los ciervos del zoológico.
Un día antes de que Orleansville, en Argelia, sea destruida por el sismo de 1954, muchos animales domésticos habían abandonado la ciudad. En Alaska, en 1964, los osos blancos hicieron lo mismo, acortando así su hibernación de dos semanas, con el fin de escapar del sismo que sucedió en la región con una fuerza de 9,2 en la escala de Richter.
Según infinidad de testigos, una hora antes de que la bomba atómica sea arrojada sobre Hiroshima, en Japón, los perros procedieron a ladrar de manera desesperada.
Científicos procedieron a investigar el hecho respectivo a los elefantes del parque de Yala, en Sri Lanka, que se refugieron fuera del alcance de la subida de agua que iba a provocar el tsunami. Según los científicos, es su sensibilidad a las frecuencias bajas que les permitió descubrir el terremoto que se efectuaba a centenas de kilómetros de ahí, en el norte de Indonesia, y que, en segundo lugar solamente, engendró la ola destructora. Suponiendo que los elefantes percibieron el sismo mediante percepción sensorial, ¿cómo supieron que debían alejarse de las orillas y subir en altura con el fin de escapar del tsunami que resultaría del terremoto?
La gran finura de los sentidos de los animales continúa resultando insuficiente para explicar la capacidad que éstos poseen para percibir la llegada de un desastre. Las variaciones de campos magnéticos, de ultrasonidos, o de infrasonidos evocados por los científicos no responden los interrogantes.
Para recoger estas informaciones, investigadores norteamericanos viajaron a Tailandia, para entrevistar los habitantes que observaron los comportamientos particulares en el momento de la catástrofe con respecto a elefantes, búfalos, peces, serpientes, y aves.
Así, en la isla de Phuket, un ganadero de elefantes les habló del comportamiento de una hembra que literalmente se llevó a su cría para guiarlo hacia las colinas. Durante este tiempo, todo un rebaño de búfalos de la región de Ranong, en el norte de Phuket, escapó de su cercado algunas decenas de minutos antes de la primera ola. Haciendo esto, todas las personas qué se fueron a las colinas a buscarlos, salvaron su vida por el mismo hecho.
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